Tu impresora puede delatarte.

Se trata de un rastro de puntos minúsculos, codificados, prácticamente invisibles al ojo humano, que proporcionan información sobre la autoría de los documentos.Puntos secretos en la impresión

Cuando los agentes del FBI aporrearon la puerta de Reality Leigh Winner ya contaban con una orden de aprensión. Sabían que era culpable. El delator fue su propia impresora, este error le llevaría a pasar los próximos cinco años de su vida entre rejas.

Los agentes habían pasado los dos últimos días inspeccionando cautelosamente un documento interno de la NSA que alguien había filtrado a la prensa. Dicho documento hablaba sobre los esfuerzos que Rusia había emprendido para influir en las elecciones presidenciales de Estados Unidos días antes de la información.

La persona que filtró la información de inteligencia intentó ser cauteloso. Evitó dejar un rastro digital o metadatos que pudieran situarla como la fuente de la noticia. Para ello se le ocurrió imprimir los documentos y enviarlos por correo ordinario. Un documento que, por cuestiones de seguridad, tenía partes previamente censuradas.

El medio que publicó la historia, The Intercept, escaneó los informes impresos que había recibido y los adjuntó en la noticia para aportar un valor documental a la información y sin saberlo, su fuente había quedado vendida y expuesta porque esos papeles contenían toda la información que la delataba como la fuente de la noticia.

Realty-Leigh-WinnerEl caso cayó en manos del FBI, los agentes, como en el famoso discurso de graduación pronunciado por Steve Jobs, solo tuvieron que conectar los puntos para saber quién estaba detrás.

Por eso, 48 horas después de que se publicase la noticia, acudieron a casa de Reality Leigh Winner sabiendo que ella era la fuente que había filtrado la información de inteligencia. Tras pasar varios años en inteligencia militar de la fuerza aérea de Estados Unidos, la joven había utilizado su nivel de credenciales de acceso mientras trabajaba como contratista en una empresa de seguridad privada para hacerse con el documento, difundirlo y pasárselo a la prensa.

La delató su impresora, pero, ¿cómo había sucedido?

El FBI no tuvo que presionarla mucho porque las pruebas eran abrumadoras, por culpa de la marca de agua en forma de puntos amarillos microscópicos y otras marcas de agua ocultas que dejan las impresoras.

Puntos dejados por la impresora analizados digitalmente.La inmensa mayoría de las impresoras contienen marcas de agua ocultas en forma de puntos amarillos (prácticamente invisibles al ojo humano) que forman un patrón codificado. Dicho patrón (habitualmente situado en el margen superior izquierdo) brinda información sobre el día, número de serie, fecha y hora en la que se imprimió un determinado documento.

Los micropuntos en un documento no son algo nuevo.

La Electronic Frontier Fundation (EFF) -una entidad sin ánimo de lucro que lucha para que se respeten los derechos de los ciudadanos en el ámbito digital- lleva años avisando sobre su existencia e, incluso, publicando listados sobre las impresoras en las que han detectado estos patrones en el que figuran las principales marcas del mercado. La EFF dejó de publicar el listado de impresoras que tenía o no tenían puntos amarillos junto con una advertencia afirmando que la situación, lejos de mejorar, iba a ser peor.

Es decir, además de los puntos amarillos, las impresoras cuentan con otros métodos que permiten dejar un rastro forense. Unos métodos en ocasiones son más difíciles de anular a mano con técnicas rudimentarias.

Aquellos que deseen proteger a los autores de un determinado documento (como periodista que deseen proteger a una fuente) deben ser muy cautos al emplear herramientas para transmitir dicha información. – Resumen: Juan Rubio.

Fuente original de: DANIEL J. OLLERO / @danieljollero – Madrid

El Mundo: https://www.elmundo.es/tecnologia/2020/06/12/5ee26b3cfc6c8386438b4737.html

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